Sus ojos negros, tímidos, miran desde detrás de las rejas de una jaula oxidada cubierta de polvo y suciedad. Truena un relámpago, estremece toda la habitación y su rostro se ilumina. Refleja temor y opresión. Arrinconado contra la pared no hace más que temblar aguardando sin esperanzas que el destino juegue su última carta. Un nuevo rayo golpea la tierra y su estruendo hace vibrar hasta la fibra más fuerte de sus músculos. Una impotencia lo sobrecoge y lo contiene en un estado de desesperación total. Sus ánimos de lucha hace ya mucho tiempo que lo abandonaron. Solía golpear los barrotes hasta sangrar exasperado por su privación. Hoy la total depresión lo fulmina poco a poco. Un último trueno embiste su prisión y la hace polvo. El óxido se evapora y una leve brisa se lleva la pesada nube. Inconsciente, recostado en los restos carbonizados de su entorno no comprende lo que acaba de suceder: es libre. Horas más tarde recobra el aliento, despierta y encuentra el cielo azul resplandeciente frente a sus ojos. “Es un sueño” piensa y se toma la cabeza. Se frega los ojos y esfuerza una mirada más atenta. No es un sueño. Realmente está pasando. Sin embargo no puede levantarse. Tantos años de encierro le han hecho olvidar, perder su capacidad de andar a placer. No puede hacer otra cosa que llorar, patalear y gritar de desesperación. No comprende. Es simplemente un niño, un niño recién nacido, ha vuelto a nacer.
03 diciembre 2005
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2 comentarios:
Esa fuerza de las imágenes, creo que son lo más valioso de tu imaginación que va
afinándose . Así, se cristaliza la creación, y si eres constante, tu escritura se fortalecerá...
Veo que eres constante.
Salutes Socram
como el sol cuando amaneeece yo soy ......
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