29 septiembre 2006

Conexión

Miraba por la ventana al jardín en plena recuperación del invierno. Todo tomaba su curso normal de enverdecimiento. Parecía que greenpeace invadía el terreno. Del otro lado de la cerca se veía al vecino hablar acaloradamente por el telefono. Al parecer su hijo se quería casar con una boliviana. Había ido a vivir allí hace un par de años ya, en donde la había conocido e intimado con ella. Al parecer su familia era desendiente de los mismísimos koyas de la Isla del Sol en el Lago Titicaca. Sus parientes manejaban allí una posada para viajeros, aventureros e interesados por la historia americana. Todos los años se alojaba allí un ejecutivo londinense que iba en busca de refugio y huía del stress de los vaivenes del mercado bursátil. Su oficina muy lejos de allí no ofrecía las comodidades de esta posada. En vez, era grís, si bien tenía una ventana que daba al Támesis, y se podían ver los constantes cambios entre las nubes y el sol del cielo Inglés. Trabajaba con él una muchacha de orígen paquistaní que al parecer era muy ágil con los números. La había contratado por medio de un anuncio en el London Times, en la sección de Empleos (o Jobs como quieran ponerle). Ella no era realmente paquistaní, sino desendiente de paquistaníes originales. Se habían visto forzados a dejar su país a causa de las constantes guerras que asotaban a la región. En estas habían perdido muchos familiares, tanto jóvenes como ancianos. Nunca más habían tomado contacto con el resto de los parientes que habían dejado atrás. Muchos de ellos eligieron ir para el Este en vez, hacia la India. Se establecieron a orillas del Ganges y tenían el honor de bañarse en sus aguas todos los años. Uno de sus primos segundos era empleado de una fábrica de zapatillas Nike. Trabajaba en condiciones infrahumanas y todo para que los suscriptos al sistema capitalista en el Japón pudieran usar calzado de moda. Moda Yanqui. En Japón muchos fanáticos del basket consumían esta producción. Yushi Tamagochi era uno de ellos. Su cuarto estaba empapelado con posters de Michael Jordan y los Loony Toons (¿vieron la película no?). En ese mismo instante caminaba con ellas en sus vacaciones por las playas de Fiji. Sus padres eran muy acaudalados y hacían este tipo de viajes. Se dirigía hacia un bar en donde uno de los camareros era Juan Garay, mi vecino del otro lado que se fue a hacer uno de esos work experience y de paso a hacer un poco de surf. Cuando volvió me contó todo esto y yo me quedé pensando... que chico es el mundo.

9 comentarios:

breton dijo...

Muy bueno. Lo peor es que es re común todo esto que contas.
Bah, no se si es malo, pero es común.
Muy bueno.

Socram dijo...

Un estudio estadìstico dice que con una conexión de 6 personas se puede llegar a cualquier otro en el mundo. 6 conocidos y Pum! estás donde quieras

Anónimo dijo...

genial, che!


nunca pude ver mas de 5 minutos de la pelicula de michael jordan y los looney toons...

Mateo dijo...

Si, a mimeiso pensar en lo de la conexion de las seis personas y eso. A mimeisopensar en eso.

Fernando Travaglini dijo...

relaciones, relaciones, me mato la parte donde mencionas a greenpeace... jajjajja y otra cosa... que padre!! si discutía porque su hijo se iba a casar con una boliviana. lo hace a uno pensar.

Gugú dijo...

Ese mismo estudio estadístico dice que todas las personas del mundo estan conectadas por otras 7 a Kevin Bacon...
JODIDO.
;)

breton dijo...

Panceta...mmmmmmmmmm.

Gugú dijo...

AJAJAJA

Rain (Virginia M.T.) dijo...

Se siente el ambiente de gente con la piel aceitunada, lo exótico, y sin embargo esas conversas que causan una sonrisa, el conflicto del padre, se imagina la cara de la chica de origen pakistaní y lo mejor, se lee todo sin asomo del mínimo aburrimiento. Porque a veces uno lee y lee el primer párrafo, y la intención del autor no cala, simplemente niet, nada.

Aquí, seguí leyendo y sí, todo...

salute.