22 febrero 2007

Otra historia loca acerca del calor

Sus garras afiladas afilaba y sus ojos felinos no podían despegarse del jugo de la sandía. Al costado de ella el hacha se fumaba un cubano. La pobre fruta temblaba de miedo, o del frío, nunca lo sabremos. No hubo tiempo de preguntar. Ni bien la sacaron de la heladera la cortaron a la mitad. De nada sirvieron los gritos de las demás sandías.
El hacha ya estaba satisfecha, había saciado su hambre, por lo que descansaba. Con el calor que hacía no había mejor solución que comer sandía. Además viviendo en una plantación de sandías no había otra solución.

2 comentarios:

Mateo dijo...

Si vas a comer sandia, ojo con tomar vino porque te da un patatus.

Capitan Del Espacio dijo...

Muy buena la historia.
Saludos!