21 de Junio del 2066
A quien sea:
Esto parecerá extraño para muchos, hasta increíble quizá. No me pidan que les explique cómo pasa, simplemente sé que es así. Desde que me puse a rememorar mi infancia cosas extrañas han estado pasando. Debe haber una conexión bizarra entre el pasado y el presente para mí, o el pasado y el futuro para ustedes. O quizá entre dos presentes distintos, si es que no se puede diferenciar uno actual de uno atemporal. Después de todo su presente fue también mío en algún momento.
Las cosas no son lo que eran antes. La gente no es la misma. El mundo no es el mismo. Tantos años de flujo de tiempo fueron transformando la realidad en algo que nadie podría haber pensado posible, me han cambiado a mi en algo que no quería ser y por eso es que intento volver con ustedes, conmigo, y solamente lo logro de esta manera.
Extraño sobremanera la vida que tenía en esos tiempos. La alegría de la juventud, el placer de la risa despreocupada en todo momento. La iniciativa para enfrentar problemas con total optimismo. El creer que todos los sueños son realizables. El accionar sin cuidado de las consecuencias. Todo esto es lo que le daba a la vida esa chispa de incertidumbre, de emoción frente a las situaciones nuevas y los imprevistos. Ahora la vida se torna predecible, aburrida, rutinaria. Todo es controlado por la ciencia, las probabilidades, el óptimo, lo más provechoso. Ya nada tiene emociones. Estas son un estorbo para el desarrollo de la humanidad, crean caos, luchas, disconformidades y desamores. La gente se ha desprendido de sus sentimientos en pos de la prosperidad material. Pero ya nadie ríe, ya nadie se alegra por el bien. Simplemente viven y esa es su recompensa. La vida espiritual ha muerto, ya no es vida, sino muerte. Lo único que vale es lo material. Pero mi espíritu si está presente, no me ha abandonado. Tengo todo lo que pude desear para mi cuerpo, pero no tengo nada de lo que anhelaba mi alma. Y a raíz de esto nada tiene sentido. ¿Para qué vivir si no tengo motivos para hacerlo?
Si llegan a mi tiempo no me busquen porque ya no estaré aquí, habré pasado a mejor vida. No sean como yo, no pierdan ustedes sus sueños, amores y esperanzas. Que su vida tenga un sentido.
A quien sea:
Esto parecerá extraño para muchos, hasta increíble quizá. No me pidan que les explique cómo pasa, simplemente sé que es así. Desde que me puse a rememorar mi infancia cosas extrañas han estado pasando. Debe haber una conexión bizarra entre el pasado y el presente para mí, o el pasado y el futuro para ustedes. O quizá entre dos presentes distintos, si es que no se puede diferenciar uno actual de uno atemporal. Después de todo su presente fue también mío en algún momento.
Las cosas no son lo que eran antes. La gente no es la misma. El mundo no es el mismo. Tantos años de flujo de tiempo fueron transformando la realidad en algo que nadie podría haber pensado posible, me han cambiado a mi en algo que no quería ser y por eso es que intento volver con ustedes, conmigo, y solamente lo logro de esta manera.
Extraño sobremanera la vida que tenía en esos tiempos. La alegría de la juventud, el placer de la risa despreocupada en todo momento. La iniciativa para enfrentar problemas con total optimismo. El creer que todos los sueños son realizables. El accionar sin cuidado de las consecuencias. Todo esto es lo que le daba a la vida esa chispa de incertidumbre, de emoción frente a las situaciones nuevas y los imprevistos. Ahora la vida se torna predecible, aburrida, rutinaria. Todo es controlado por la ciencia, las probabilidades, el óptimo, lo más provechoso. Ya nada tiene emociones. Estas son un estorbo para el desarrollo de la humanidad, crean caos, luchas, disconformidades y desamores. La gente se ha desprendido de sus sentimientos en pos de la prosperidad material. Pero ya nadie ríe, ya nadie se alegra por el bien. Simplemente viven y esa es su recompensa. La vida espiritual ha muerto, ya no es vida, sino muerte. Lo único que vale es lo material. Pero mi espíritu si está presente, no me ha abandonado. Tengo todo lo que pude desear para mi cuerpo, pero no tengo nada de lo que anhelaba mi alma. Y a raíz de esto nada tiene sentido. ¿Para qué vivir si no tengo motivos para hacerlo?
Si llegan a mi tiempo no me busquen porque ya no estaré aquí, habré pasado a mejor vida. No sean como yo, no pierdan ustedes sus sueños, amores y esperanzas. Que su vida tenga un sentido.
3 comentarios:
Ya lo habia vivido antes, recordar la ninhez, pensar que todo cambio,es a veces bueno sonreir al pasado pero no convertirlo en la raiz de nuestro sufrimiento porque si todo cambia es porque es su naturaleza. Nosotros mismos cambiamos... y lo mejor de todo es que somos duenhos de nuestros propios pasos! no es hermoso? cada dia nos espera un nuevo reto, una nueva experiencia, un nuevo dia...
cuando sea grande quiero ser niño.
Eeeeh.
Carpe diem Socram.
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antes te dejé un comentario en el 10 de noviembre.
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